lunes, 20 de agosto de 2012

Hoy

Siento el vacío de las paredes y el silencio de lo oscuro hacerme caos y culpa.
Te vas a ir sin pedirme perdón y sin perdonarme.
El vómito permanente. La patada certera. La psicología barata.
La soledad del trabajo. La angustia de la cama. El abrazo ausente. 
Me equivoco todos los días. Y no encuentro mano en el camino.
Siempre quise entender por qué pasan las cosas. Pienso de más. 
Sé que no aproveché todo lo que debería. Sé que hubiera podido.
Se esfumarán las miradas y los desplantes. Las despreocupaciones y los gruñidos.
Se irá todo ese cardumen de inseguridades.
Quedarán claveles.
Serán colores y perfumes.


3 comentarios:

enriedodehojas dijo...

Que se vayan los cardumenes y queden bellos aromas

Anónimo dijo...

Deberias actualizar.
Pintar mas. Temer menos. Reir mas.

Las despedidas nunca son lo que uno espera, cree o sueña. Pocas son definitivas.

Y las personas cambian de lugar y el sentimiento se transloca de recipiente.

Deberias actualizar.
Deberias.

Melisa dijo...

Las despedidas son duras, y hoy, a tres años de una gran despedida (que fue sana y tranquila, pero aún así dolorosa) nos volvimos a encontrar y con muchas cosas para decir.
Hoy las cosas en mi vida son distintas (desde aquella despedida) y nada de lo que me diga él ahora puede cambiar mi presente (que es muy feliz) pero cerramos cosas sueltas, con alegrías y recuerdos que demuestran que fue un gran error.