sábado, 29 de marzo de 2008


destrozo de luces el universo

arranco de besos la cadencia

me destapo y me tapo

alas y balas zumbando en mis oídos

lamen

relamen la sangre que sangra

y me desangra

y me desarma

delatas mi anuencia

disparate de raro

me pesa el pelo

y el velo me besa

me besa

pereza

delirio amargado

guasón anjaulado

y descompuesto

(exterminar:

bonita tarea para un ángel)
.

viernes, 28 de marzo de 2008

me enciende la luna

me encandila la noche

y en derroche de cama

el aire se burla

(se esconde, me llama)

(se esconde, me llama)

y en llamas los sesos

que buscan exilio

(me piden auxilio)

.

jueves, 27 de marzo de 2008

y que me elijas

y elegirte

tenerte

saberte

poder abrazarte

que me abraces y sentirme hermoso

que me mires seria

y que se me caiga la sangre al suelo

que me pesen los pies

que me pesen las manos

no poder desteñir esa carita

no querer

y entonces sentir que me gané la lotería

sentir que me gané la lotería todos los sábados que me restan

.

lunes, 24 de marzo de 2008

noche I

te quedás en casa. mirás tele hasta tarde. intentás concentrarte en alguna película por cable, pero no hay caso. y cuando algunas señales ya sólo transmiten publicidades de media hora, no te queda otra que apretar el botón rojo y sentarte en la cama. te quitás la ropa. ponés ese cd que te gusta. y dejás todo a oscuras. pero ves. y te acostás. y ves. y te imaginás esos brazos enredándose en vos. y una caricia piadosa. y te sabés frágil, pero protegido. y se termina esa canción. y de pronto te encontrás de nuevo solo. te encontrás de nuevo solo. y la garganta te pide a gritos dejar de pensar. y las manos te imploran que cierres los ojos. y te encontrás de nuevo solo. y la sábana no hace más que recordártelo y devorar lo poco de paciencia que te queda. el colchón parece embeberse de sangre. y el sueño no hace más que darte la espalda.
-

noche II

.
se excita la cara en la almohada

vertiéndose entera

osada

atrevida

y revuelve la duda oscuros caminos

perdiendo timones y penas

invaden las sogas las manos

de blanco y negro

y frío

y el cielorraso cada vez más cerca
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