abrió los ojos. observó la almohada.
-¿qué hacés?-, me preguntó.
-te cuido-, dije.
no sonrió. respiró hondo y esperó.
a los pocos segundos miró el reloj. faltaban apenas dos horas para que vinieran a buscarla.
repetía a menudo que le gustaba el silencio. que lo elegía.
y al rojo. y al licuado de banana.
2 comentarios:
Y cucharita Joni, ¡cucharita!
(El café no me hizo efecto aún, yo insisto, muy silencioso andás, ¿cuál te estás mandando? Jajaja; no te veo hace mil Lubo, show your bloody face)
me sumo a la queja. APARECE!
o dejame clonarte.. cede genes!
-firmese anónimo-
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