domingo, 24 de abril de 2011

abrió los ojos. observó la almohada.
-¿qué hacés?-, me preguntó.
-te cuido-, dije.
no sonrió. respiró hondo y esperó.
a los pocos segundos miró el reloj. faltaban apenas dos horas para que vinieran a buscarla.
repetía a menudo que le gustaba el silencio. que lo elegía.
y al rojo. y al licuado de banana.